26 de diciembre de 2010

...en California, en las balas del 38.

Esas montañas de las que hablan, esa lluvia que te cala bien hondo. Hace no sé si mucho o poco le decía a Brigitte que soy gilipollas. No pregunto, no exclamo, digo nada (¿digo con esto todo?) It's alright ma, I'm only bleeding. 

¿Somos? preguntas. ¿Seremos? contesto en modo misterio. ¿Es esto el tiempo? ¿Esto que ocupamos el espacio? ¿Son estas manos las precursoras del futuro? ¿Es mi voz la que te atrae a mi presente? Y mis desgracias ¿el punto de partida inconsciente? 
El futuro más inmediato: Esta noche. // El tiempo es mirarse (sin bordes)
La verdad más absoluta y certera. Já.1
Mirarte es violarte (sin con tacto)
Me río de la falsa profundidad de tus amantes. Mira: Já.2

Tenemos que sumarnos, porque si nos dividimos me dan decimales.



22 de diciembre, 2010. 17:31.

Escribo con un libro de Goethe en la cabeza (literalmente) y observo de reojo cómo un pájaro se esconde bajo una hoja de ¿qué es eso? ¿un níspero? Acaba de desaparecer, no el pájaro sino el níspero. No. El pájaro es quien ha desaparecido. Debajo de esa hoja. Está empapada. Todo está empapado. Hasta yo, pero no de agua. Pobre Werther.

Algún día seremos fuertes. Me refiero a dejar de correr de un lado para otro preguntando, a dejar de huir los viernes por la noche. Aprenderemos a necesitarnos más que entonces. O a darle una nueva forma al verbo necesitar, que para el caso me viene a significar lo mismo. Mandar a tomar por culo las emisoras en inglés, las personas en chino, los libros en lápiz.

¿Tendrá algo que ver que mi nuevo alimento base sea el batido de huevo, chocolate, azúcar y café?




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The Point Of No Return.






Corran, les doy tres segundos

A la vuelta del paseo

después de desandar todo lo que un día fuimos

miré desde lo alto del mundo 

y me encontré contigo

Fíjate

toda una noche buscando entre mil bocas

para, finalmente, encontrarme con la tuya.





7 de diciembre de 2010

No me dejes solo frente a ti,
no me libres a la desnuda noche,
a la luna filosa de las encrucijadas,
a no ser más que estos labios que te beben.
Quiero ir a ti desde ti misma
con ese movimiento que fustiga tu cuerpo,
lo tiende bajo el viento como un velamen negro.
Quiero llegar a ti desde ti misma,
mirándote desde tus ojos,
besándote con esa boca que me besa.
No puede ser que seamos dos, no puede ser
que seamos
dos.

Cortázar   
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-Se habría de comenzar con las palabras y se debería terminar con ellas
-¿Qué quieres terminar?
-Esto-señala a nada.
-Además de cobarde, bobo.
-No nena, quiero decir que me apetece hacerte el amor.
-No te explicas bien, entonces.
-No, nunca lo hago.
-Bueno, pues empieza.

Y así fue como la ciudad comenzó a esperar algo duro que nunca vería, que se realiza en sus entrañas, en lo más profundo de la calle, o del piso, o del vagón. Se conocen dos cuerpos y ya empiezan a retocar las campanas, corren el vino, las mujeres y el tango. Se sobrevienen varios diálogos llenos de malentendidos y sobreentendidos porque al final todo lo prevés y a golpe de somier se calla cualquier cosa. Por inoportunas que parezcan, carcajadas y sonrisas nunca están de más. Se olvida el mundo o desaparece y no hay más que dos cuerpos, todos esos cachivaches, tiendas de ortopedia, restaurantes de mesa alquilada, dealers, números y natillas, se desvanecen y las almas se tocan y tientan. La ciudad hierve afuera, llena de coches y gente. Totalmente ajena a los suspiros y roces que se encuentran y luchan con dejes infantiles y cansados sobre el cruel y puntiagudo tablero del tiempo.

Y el baile sobre este eje temporal que nos acorrala nos sirve de puente. Puentes de doble base, que ya se sabe que un puente no se sostiene de un solo lado. "Jamás Wright ni Le Corbusier...." Pues eso. Y yo te digo, muy seria, que quiero hacer puenting.